Citricultura y el bienestar para la tierra
La citricultura está en alza en nuestro país. En los últimos años se ha establecido como una de las fuentes de ingresos al país más sustentables que hay, además de ascendente.
La variedad de cítricos producidos en el país lo hacen un punto de referencia ante las otras naciones, siendo la preferida la naranja dulce, lo cual sobre otras ha ganado mucho terreno, literalmente hablando. Son casi 20,000 hectáreas cultivadas y creciendo desde el 2015. Pero se trata también de sacar provecho de la tierra, pero sin hacerle daño, el aspecto de su bienestar también importa a los agricultores, es su fuente de trabajo, es por lo tanto que el camino más lógico sea la citricultura ecológica.
Pero ¿cuál es la diferencia? “Como citricultor ¿cómo sé si mi cultivo ya es ecológico?” En un principio podrá sonar todo muy parecido, sin embargo, las técnicas en la cosecha cambian circunstancialmente. El sentido de siembra ecológica lo da el tratamiento que le damos a nuestro terreno siendo consecuentes con la naturaleza, es decir, que el hecho de sembrar en determinado terreno no modifique los demás procesos naturales que llevan curso en el ecosistema en el que decidimos trabajar.
El suelo
El tratamiento de la tierra será lo esencial en el proceso, y es aquí donde radica la mayoría de beneficios de la citricultura ecológica. Todo está en el proceso natural del crecimiento de la planta y los compuestos orgánicos que éste genera, alejándose del uso de materiales
químicos, así como el uso de abono orgánico que por sus nutrientes alimentan a la planta de manera natural y la ayudan en su desarrollo.
Aunque a muchos les parece un poco angustioso el hecho de alejarse de ciertos productos que han estado mucho tiempo en el cuidado de la cosecha de naranjas, la verdad pasar a cultivar de manera más ecológica supone muchas más ventajas e incluso una reducción de costos. Simples cambios como aplicar distintas técnicas de podado pueden hacen una gran diferencia en el cuidado de la naranja.
Para combatir las plagas, el uso de fertilizantes está permitido, pero es importante que sepa que para combatirlas del todo se puede reducir significativamente el uso de los mismos aplicando pesticidas a base de vegetales, más orgánicos.
Consecuentes con el medio ambiente
La manera convencional para cultivar las naranjas, en parte como una suerte de ironía, no era la más ideal para proteger al medio ambiente, a pesar ser algo natural. La tala de árboles para habilitar las hectáreas era común, no obstante, las nuevas tendencias en citricultura ecológica sugiere no hacerlo. Tener grandes árboles cerca puede ser beneficioso para el fruto, mantiene un ecosistema; los mismos generan sombra y más oxígeno vital para su desarrollo.
El cultivo de cítricos como estos métodos alternativos no ha hecho dar más que buenos resultados. Las cifras de las cosechas no sólo han ascendido sino que cumplen a cabalidad con los estándares de calidad. Los productores alaban los resultados, sobre todo en las naranjas, las cuales ya son referentes en Latinoamérica.